Episodio final de temporada en el que vemos la diferencia entre ser perfectamente improductiva y evolucionar (sí, es una evolución) hacia la sana imperfección ;-)

Racioncita de auto-aceptación y disfrute lista para consumir.

Y recuerda que si todavía no estás en la NeusLetter, este es el camino:  https://neusvirgili.com/neusletter/

¡Qué mala es la envidia!... 

Y lo fácil que es caer en ella cuando damos rienda suelta a la comparación.

En el episodio de hoy no vamos a hablar de envidia sana, sino de envidia buena y envidia mala... 

Porque como verás, es prácticamente imposible no sentir envidia, así que se trata de aprender a gestionarla y convertirla en una guía introspectiva que funcione de faro para nuestros objetivos.

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Se habla mucho, muchísimo, sobre el síndrome de la impostora...

Esa incapacidad para reconocer tus propios logros…

Esa tendencia a pensar que nada de lo que haces es valioso…

Que eres un fraude…

Que no tienes nada que aportar…

Qué te voy a contar.

Y aunque esto es algo que nos afecta a todas con más o menos fuerza…

Me he dado cuenta de que hay un tipo de emprendedoras a las que esta inseguridad las golpea con mayor intensidad.

Verás, yo suelo trabajar con dos tipos de emprendedoras:

Las que  se dedican a algo porque han vivido ellas mismas ese problema, lo han superado y han decidido dedicarse a ayudar a otras personas que puedan estar pasando por lo mismo…

Y luego están las que no han tenido este viaje de transformación y  se dedican a algo que siempre se les ha dado bien, para lo que tienen facilidad.

Mi experiencia me dice que son precisamente las de este segundo grupo  las que tienen más problemas para identificar qué es lo que aportan.

Son emprendedoras a las que les cuesta hablar de su trabajo.

Les cuesta crear páginas de venta.

Les cuesta concretar cómo ayudan a los demás.

Si eres una de esas personas a las que le cuesta ver qué aportan a los demás…

​​Échale un oídazo al episodio de esta semana que te va a gustar ;-)

Qué complicado es decir no a los demás.   Cuando la gente nos pide cosas, nos ofrecen cosas, nos dan oportunidades, nos piden colaborar en algo... 

Decir no a todas estas cosas a veces no es fácil, pero es muy necesario ser capaz de decir no para poder llegar a cumplir tus metas y objetivos.

Si eres de esas personas que a menudo tienen la agenda repleta de actividades o tareas que no son una auténtica prioridad...

Si te cuesta la vida decir que no porque tienes miedo a defraudar...

Si te acabas arrepintiendo por tu falta de asertividad...

Échale un escuchazo al episodio de hoy ;-)

Pero antes de esto, déjame que te recuerde que si todavía no estás apuntada a la NeusLetter, te estás perdiendo un montón de emails que escribo casi a diario, compartiendo reflexiones, historias, anécdotas sobre emprendimiento, productividad, mentalidad y donde también ofrezco mis cursos y servicios.

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Dice Byron Katie, autora de Amar lo que es, que cuando nos peleamos con la realidad, perdemos. Pero sólo el 100 por cien de las veces.

Y lo cierto es que no aceptar la realidad nos hace sufrir. Es una de las causas de mayor sufrimiento que existen

Peleas con lo que debería haber sido, con lo que podría haber sido...

Cuando las cosas no se ajustan a nuestras expectativas o a lo que nosotras deseábamos, nos sentimos terriblemente mal.

Comparamos la situación en la que hemos acabado con lo que creemos que debería haber sido. Y ahí nos quedamos. Como si fuera una rotonda eterna, atascadas, sin poder avanzar.

En el episodio de hoy vamos a ver cómo nos sienta pelear contra la realidad y una sutil diferencia que es pelear contra nosotras mismas.

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En el episodio de esta semana quiero compartir una reflexión que he estado haciendo los últimos días sobre lo que es el equilibrio, pero también qué entendemos por equilibrio y cómo nos puede estar perjudicando el estar persiguiendo constantemente ese equilibrio del que tanto nos hablan. 

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Vamos con un temazo: Las comparaciones.

Nos comparamos todo el rato, especialmente cuando estamos emprendiendo.

Siempre nos estamos fijando en qué está haciendo otra persona, tal vez alguien a quien admiramos, tal vez alguien a quien consideramos competencia.

Pero la cuestión es que es súper habitual andar comparándote con otras personas, ver lo que están haciendo o lo que están sacando, las promociones que están haciendo, la fama que tienen, los seguidores que tienen, la facturación que tienen...

Y tú sintiéndote como una mierda porque estás a años luz de esos resultados.

Seguro que más de una vez te has encontrado pensando en otras personas que conoces…

Con las que te comparas y te da la impresión de que su situación es mucho mejor que la tuya.

Tienen más tiempo, tienen más apoyo, tienen más recursos…

Y entonces te quedas pensando «Ostras, qué bien me iría a mí si mis circunstancias fueran iguales que esas«.

O «Claro, a mí no me puede ir igual de bien, porque lo que a mí me sucede no tiene nada que ver. Es más complicado, es más difícil. Yo lo tengo peor.».

En el episodio de hoy quiero compartir una reflexión sobre este tipo de pensamientos…

En primer lugar, por qué no sirven para nada…

Y luego cómo te están afectando y qué es lo que te impiden ver.